05 diciembre 2005

Prohibido alimentar a los trolls

Para el hombre o mujer de la calle (sí, me ha atacado a mí también el virus de la corrección política, tras mi última misiva) los únicos trolls que se conocen son aquellos que el amigo David el Gnomo tenía que sortear a lomos de su zorro Swift o, como mucho, los mostruos que aparecían en las películas de "El Señor de los Anillos" intentando hacer la puñeta a Frodo y sus muchachos medianos. Sin embargo en internet, en el mundillo de los foros y listas de correo, un troll es algo ligeramente diferente. Aquí en la Wikipedia hay una definición extensa, pero resumiendo diré que un troll es aquella persona que irrumpe en cualquier discusión cual elefante en una cacharrería, insultando y sin aportar nada a la misma (a la discusión, no a a la cacharrería). Un troll no busca nada más que enfadar a los que discuten y hacerles entrar en la rueda de los insultos para así crear más trolls.

Ahora, en estos días inciertos, estamos asistiendo a la proliferación de esta clase de troll en la vida real. Unos y otros hablan de la crispación, pero nadie hace nada por bajar el tono de las críticas. A los insultos que dicen salen de cierta emisora se responde con más insultos por parte de partidos políticos, los cuales son respondidos desde algunos periódicos, que a su vez tienen su contestación por parte de organizaciones afines a otros partidos. ¿Solución? No darles de comer, no responderles, ignorarles, en definitiva. Hay dos buenas entradas en Periodistas 21 y en Escolar.net que hablan de la necesidad de no dar de comer a los trolls de uno y otro lado para rebajar la tensión y, de ese modo, dejar paso a la discusión de ideas. No déis de comer a los trolls, niños y niñas.

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