17 marzo 2009

Berenjenal

Pues sí, después de mucho pensarlo, me voy a meter de lleno en el berenjenal del debate sobre el aborto. Hay asuntos sobre los que hay que estar posicionado. Allá vamos:

El aborto es una desgracia, es un error, es un fallo, es una ruina, es la derrota del sistema de control de la natalidad del estado, es el último recurso, para algunos es pecado y roza a ratos el asesinato. El objetivo de un gobierno responsable debería ser reducir el número de abortos inducidos al mínimo posible, no alentarlos, abaratarlos y facilitarlos, como parece que indican los tiros del famoso comité de expertos. Habla el ministro Soria de adecuar la ley al ámbito europeo... pero, ¿por qué ser mas chulos que nadie y cuando Portugal dice 10 y Francia dice 12, nosotros hablamos de aborto libre hasta la semana 14? Eso son tres meses y medio, señores y señoras. En la semana 14 el feto está casi totalmente formado, tiene manos que tocan (esto es, que tienen tacto), lengua que saborea (esto es, con papilas gustativas que funcionan) y los órganos sexuales diferenciados... esto es: ya es un niño o una niña. ¿Y en tres meses y pico la niña, chica o mujer no ha sabido decidirse si abortar o no? Inaceptable. Si se ha llegado hasta aquí, lo suyo debería ser hacer la gracia completa, antes de acabar con un ser que saborea, toca y tiene sus primeros movimientos (es lo malo de ver la BBC y sus documentales, que se te queda todo).

Pero la cosa no acaba ahí, sino que proponen los sabios aborto con 'peros' hasta la semana 22. ¿Qué 'peros' son esos? Malformación grave o riesgo para la salud de la madre. ¿La salud? Claro, física y psicológica, salud entendida en su sentido total, tal y como la OMS dicta. Y ahí está la trampa: cualquier desalmado con título de psicólogo puede firmar un papelito para permitir el aborto en la semana 20, por ejemplo. ¡Al 5º mes de embarazo! Casi un feto viable y alguien firma un papelito y ¡alehop! Nos quedamos sin niño. Por que es un niño o una niña, no nos hagamos líos. Pero si un depresivo va a consulta con ideas suicidas, el psicólogo tiene obligación de intentar hacerle desistir de las mismos por todos los medios, incluso avisando a las autoridades de sus intenciones, en los casos límites. Si una depresiva fuera a consulta queriendo abortar, ¿no sería consecuente intentar que no lo haga a toda costa,? Pues no, hay algun@s incoherentes, por lo visto.

No voy a hablar mucho del punto que recomienda que una menor de 16 años pueda abortar sin consentimiento ni conocimiento paterno, por que es tan súmamente ridículo que se cae por su propio peso. Una niña de 16 no puede comprar tabaco, ni beber alcohol, ni conducir un coche (ni casarse, ministra Aido), ni entrar en un bingo, ni irse de excursión con el colegio sin autorización de sus padres, ni otras miles de cosas que no entrañan un riesgo físico un mental tan enorme como un aborto. ¿Y se pretende autorizar que una niña pueda hacer algo así sola? Y si algo sale mal y se queda en la mesa de operaciones, ¿será la ministra la que asuma la responsabilidad? La demagogia me sale a borbotones, lo admito, pero es que se me abren las carnes de padre al pensar que alguien pueda pasar por algo así, sólo por que una ministra quiera ser mas chula que nadie.

Por último, vamos al fondo del asunto, el derecho en si al aborto. ¿Un avance? El filósofo José Antonio Marina decía en El Mundo el pasado Sábado que el aborto plantea una paradoja, ya que ese derecho (de la mujer) entra en conflicto directo con el derecho de otro (el no nacido). La civilización ha ido en la búsqueda de la mayor dignidad posible de los seres humanos. En la Roma antigua, hasta el siglo IV, los niños eran propiedad de los padres, que podían venderlos, cambiarlos o matarlos. Cada vez reconocemos más derechos de hombres, mujeres y niños... ¿pero no el de la vida de un no-nacido? ¿Son propiedad, entonces, de la mujer, sin dignidad alguna... hasta que nacen? Paradójico, sí.

El objetivo del estado debería ser, quitando casos puntuales y extremos, que esa mujer nunca tenga el dilema de abortar, porque nunca un embarazo no deseo llegase tan lejos, tan lejísimos. Políticas de planificación familar, anticonceptivos a mansalva, ¡hasta la píldora del día después, copón! Cualquier cosa antes de un aborto de 5º mes. Y si ya se ha llegado a ese punto, ajo y agua, a aguantar el embarazo y si no quiere al recien nacido, que lo de en adopción, que hay MILES de padres deseando cuidar de esos hijos no deseados por otras. No estamos en un país del tercer mundo, sino en la España europea del siglo XXI. Lo del aborto suena a antiguo, a viejuno, a país en vías de desarrollo.

PD. Criminalizar a la mujer que aborta, pues no. Bastantes secuelas tendrá la pobre toda su vida. Ahora, al cabrón que realiza un aborto ilegal, hay que crujirle para toda la vida y que no se pueda volver a acercar a una farmacia, mucho menos a una consulta médica u hospital, el resto de su vida.