17 diciembre 2010

Uno (más) que nos deja

Es que no puede ser, es llegar el frio y caen como moscas, copón. Si hace unas semanas comentaba la muerte de un actor y un director, hoy tengo que comentar por narices que anteayer se fue de este mundo nada más y nada menos que Blake Edwards. Aquellos que aún no sepan quién fue este hombre, que abran la ventana y se tiren, por favor.

Si Kershner tocó el cielo al menos en una ocasión en su vida, con E"l Imperio contraataca", el buen señor Edwards lo hizo una, dos y hasta tres veces como mínimo, firmando obras maestras como "La Pantera Rosa", "¿Víctor o Victoria?" y, sobre todo y ante todo, "Desayuno con diamantes", una de las películas más maravillosas de todos los tiempos, mil veces recordada, imitada, soñada, revisitada y homenajeada, inmensa película a partir de un inmenso relato de Truman Capote, como bien recordaba hoy Eduardo Mendicutti.



Pero es que no fueron sólo esas tres, que ya de por si le deberían de proporcionar fama eterna, sino otras maravillosas como "Días de vino y rosas", "El guateque", "Cita a ciegas", "10, la mujer perfecta", "La carrera del siglo" o, una de mis preferidas, "Operación Pacífico". Sí señoras y señores, se ha ido uno de los grandes, de los muy grandes, de esos que te dejaban con el corazón partido, la lágrima en la mejilla y la sonrisa en la boca. Uno de esos tipos que hacen que ir al cine siga mereciendo la pena. Que Willy Wilder lo acoja en su seno.

10 diciembre 2010

Un libro, un vino (5)

Enfilando las Navidades (¡por fin! Que llevamos un mes con la dichosa navidad y aún estamos a día 10) quiero revindicar un libro, cualquier libro, en realidad. Pero que sea un libro de verdad, no uno de esos odiosos e-books que van a matar a la estrella de la radio (por no mencionar a los editores, impresores, etc) antes de que nos demos cuenta. Hay algo... malvado en esas agenditas que contienen miles de millones de páginas, sin ni siquiera tener un diablillo dentro que vaya haciendo comentarios jocosos (perdón, he leido demasiado a Terry Pratchett)... aunque estoy seguro de que ése fue el mismo argumento que usaron los que abobinaban de la máquina de escribir, del bolígrafo o del procesador de textos... O tempora, o mores, supongo, pero eso no significa que me tenga que gustar. Por lo tanto, elijo el libro que tengo sobre mi mesilla de noche, una maravillosa reedición de Soy un gato, de Natsume Soseki. La frase "delicioso e irónico retrato de una sociedad" se queda corta ante el genio de la Era Meiji.


Y Navidades = Fiestas = cenas inacabables = beber hasta que pierdas la sensibilidad en las extremidades para no aguantar a parientes inaguantables estando sobrio (ejem, de nuevo Pratchett, lo siento de veras). No, en serio, hay que estar muy sobrio y con los sentidos alerta para apreciar todos los matices de uno de mis vinos preferidos y que, coincidencia, se puede encontrar dentro de la bodega a bordo de la clase Business Plus de Iberia, a saber: Jean León Cabernet Sauvignon Reserva 2003. Si la historia de su creador, Jean León, merece de por si un artículo, su vino merece al menos una novela.