19 diciembre 2005

Calles de Madrid (III)

Supongo que pasa en todas las grandes ciudades, pero en estos días navideños he podido comprobar una y otra vez como la gente está de los nervios. Ya no es sólo que los coches no respeten los pasos de cebra (cosa casi previsible), ¡sino que ni los propios peatones lo hacen! Si no es así, ¿qué extraña fuerza impulsa a las ancianitas a cruzar las calles por cualquier sitio menos por el paso de cebra que está a 10 metros suyo? Porque si fuesen personas ágiles, capaces de saltar coches en plan "Matrix" si fuese necesario, pues vale. Pero se trata de gente ya un poco corta de reprise, a la que le cuesta un poco acelerar cuando ven un coche que se dirige derechito a atropellarles, como parece que cree su deber mucho conductor asesino; de esos que cuando pegan el frenazo en un semáforo en rojo aún tienen la cara dura de hacerte la seña de "pasa, pasa". ¡Cómo si te estuviesen haciendo un favor! En fin, que las Fiestas me excitan (en el mal sentido) y me vuelven un viejo cascarrabias, dice mi mujer, pero con algo de razón. ¡Menos mal que pronto se acaban!

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