25 octubre 2005

Suspiros de Lima

La primavera en Lima, como dice Santiago Roncagliolo, es gris y un poco opresiva. El cielo amenaza permanentemente lluvia, pero nunca termina de romper. La humedad siempre está presente y nunca te sientes completamente a gusto en la habitación del hotel. A pesar de todo, Lima sigue viviendo día a día. Llena de tráfico furioso a todas horas. Por si no lo sabéis, Lima es la capital del mundo con mayor número de accidentes de tráfico al año. Eso se intuye rapidamente, en cuanto sales del aeropuerto Jorge Chavez y te enfrentas con la multitud de taxis (los llaman "tikos") y autobuses ("colectivos") que surcan a toda velocidad las maltrechas avenidas, deteniéndose de improviso y con un frenazo en cuanto divisan a un posible pasajero.

Poco a poco Perú va mejorando su nivel de vida. La pobreza disminuyó un 2´7% el pasado mes, proclama El Comercio, admitiendo debajo en letra pequeña que aún es demasiada. La estabilidad política que el mandato de Alejandro Toledo, el presidente latinoamericano con menor apoyo popular, ha traido hace que el turismo y la inversión extranjera vayan volviendo al país andino. Una contradicción, pero en estos parajes el apoyo de las masas es voluble y si ayer eras la reencarnación de Bolivar, lo mismo mañana te conviertes en la causa de todos los males del mundo.

Ni Santa Rosa de Lima ni los dioses incas saben cómo evolucionará Perú, pero en Lima la gente seguirá haciendo su vida bajo el cielo gris. Yo, por mi parte, espero poder verlo para contarlo en Espiquin in Silver.



No hay comentarios: