28 enero 2007

Gigante

Mis pasos me llevan a Santiago de Chile, que siempre se despierta entre montañas como canta Amaral. Al lado del famoso Palacio de la Moneda me encuentro a una pequeña gigante, una niña que busca un rinoceronte que se ha escapado y se esconde entre las calles de la ciudad. ¿El efecto del jet-lag? Puede, pero no. Es más bien el Festival Stgo. a Mil, cuyo plato principal es el desfile de esta marioneta creada por la compañía francesa Royal de Luxe. Parece una chorrada, pero las marionetas, más una de ese tamaño, tienen algo mágico que hacen que la mandíbula te cuelgue y exclames algo como "oooooooooh". Y cuando llevas un rato mirándola, la Pequeña Gigante parece que te devuelve la mirada y te olvidas de las cuerdas, las poleas y la gente que sube y baja a su lado. Miras las caras de los niños de tu alrededor y te metes en el cuento mágico de la búsqueda del rinoceronte, que no es otro que aquel unicornio que se llevaba doncellas en los cuentos medievales. Cuando uno creía que lo había visto todo en festivales urbanos, llega una niña de cuerda y tela y te rompe los esquemas. Ay, de repente me entran muchas ganas de que mi hijo sea un poco más mayor y le pueda llevar a ver a Pirulo en el Parque del Retiro de Madrid.

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