10 enero 2007

Que majos que son los Reyes Magos

Han pasado las Navidades, ha empezado el año nuevo y hasta hemos sido capaces de sobrevivir a la noche de Reyes. Siempre tengo el temor de que esta tradición desparezca poco a poco bajo la presión del gordinflón de rojo (por cierto, que por una vez ¡horror! estoy de acuerdo con Chávez), también conocido como "papanoel", abanderado de la navidad globalizadora y consumista que los gringos quieren implantar en todo el mundo. Mis temores desaparecen al ver los cientos de miles de personas (y niños) que se lanzan a la calle el día 5 de Enero para ver la llegada de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente. La batalla no está ni mucho menos perdida si toda esa ilusión se mantiene, año tras año.




Hablando de ilusión, el día 7 pude leer una encuesta en El Mundo sobre si los niños deberían conocer o no el Gran Misterio de los Reyes Magos. Una abrumadora mayoría (el 90%, creo) pensaba que los niños deberían mantener esa ilusión hasta que fuese posible, o sea, hasta que algún amiguito listillo del colegio les contase la verdad. Lo que me preocupa es ese 10% restante que piense que es más beneficioso para los niños conocer toda la verdad desde el principio. El argumento de "no hay que engañar a los niños" parece tan maniqueo como cruel. ¿Todo el mundo le cuenta la verdad sobre todo a sus hijos? No, claro. Así que, ¿por qué arrojarles a la cruda realidad y negarles momentos de magia tan innenarrables como despertar el día 6 de Enero y ver tus regalos junto a los zapatos (y comprobar que los camellos han bebido el agua y los Reyes el anís)? ¿No hay que dejarles ilusionarse para que luego no se desilusionen? Mucho miedo veo en ese argumento y no me parece bien enseñar a tus hijos a vivir con miedo a las cosas.

El otro argumento a favor de la verdad descarnada es que hay muchos niños que no tienen regalos en Reyes y que por eso no hay que regalar nada para no incurrir en delito de "lesa solidaridad". Supongo que esa gente tampoco come nada, para no ofender a los millones de personas mueren de hambre cada día. ¿No será mejor enseñar el valor de los regalos y educar a los hijos para que sepan que hay mucha gente que no es tan afortunados como ellos? No se puede cambiar el mundo, pero sí se puede intentar cambiar nuestro pequeño mundo, día a día. Ante todo esto, la figura de los Reyes Magos me parece más necesaria que nunca y vuelvo a esperar impaciente que llegue esa noche, la más mágica del año.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y este año ha empezado a ser mágica de verdad cuando pusimos por primera vez junto al árbol unos zapatos muy pequeños :-)