23 enero 2006

Cielos azules


Muy interesante la entrevista aparecida en la revista Actualidad Económica de la pasada semana a Dave Barger, fundador y presidente de JetBlue, compañia aerea de bajo coste norteamericana. Ella dice cosas que son verdades como puños y otras que no. Lo cierto es que en un mercado hipercompetitivo como es el gringo, JetBlue ha conseguido ser rentable, tener fama de segura y operar fundamentalmente desde un aeropuerto de los llamados "principales": JFK, Nueva York. Ahora, Dave Barger está colaborando a que el mismo modelo funcione en España con la compañía de bajo coste Vueling, la cual opera desde BCN, Barcelona, en la que participa como socio fundador con el 7% del capital.



Tiene razón Barger en decir que las aerolineas tradicionales han pecado de arrogancia para con el cliente y sus propios empleados. El motivo de esta arrogancia ha sido la situación de monopolio de los cielos europeos, la cualidad de compañías estatales de la mayoría de líneas aereas y, en general, la diferencia de concepción de la sociedad con respecto al transporte aereo. Antes se consideraba un lujo y ahora casi un derecho. Los tiempos han cambiado, sin duda, y las compañías que no han sabido adaptarse lo están pasando mal o directamente han desaparecido, caso de la otrora todopoderosa Pan Am.

No tiene tanta razón Barger, desde mi punto de vista, en explicar todo el éxito de las "low cost" en la falta de eficiencia de las compañías de bandera. Cualquier compañía aerea recien creada cuenta con ventajas imposibles de emular por otra compañía con más de 75 años en el sector como es Iberia. No tienen convenios colectivos firmados, ni costes adquiridos, ni deudas pendientes, ni empleados con muchos años de antigüedad, ni una reputación de seguridad que mantener, ni vicios directivos, ni rencillas sindicales, ni tampoco vergüenza en admitir que se han equivocado. No tienen nada que perder y por eso mismo tienen mucho que ganar. Cualquiera de esas "low cost" puede cerrar mañana sus puertas y no pasaría casi nada, ya que nada tienen en propiedad y apenas tienen plantilla fija. Se devuelven los aviones (en leasing), se cancelan los alquileres de las pocas oficinas, se suspende la contrata que atendía los teléfonos y, ¡si te he visto no me acuerdo!. ¿Alguien cree posible que eso pasase con Iberia? No, claro. A una compañía de bandera, por el contrario se le exige todo: que sea barata, que dé beneficios (todas cotizan ya en bolsa), que sea flexible, que mantenga la calidad de vida de sus trabajadores, etc. Si en un avión de Iberia te dan el periódico, la gente protesta por que no le dan el que él quiere exactamente. Si en uno de Vueling te regalan un tebeo, la gente piensa "jo, que enrollados".

En fin, una entrevista para leer a fondo. Espero que los directivos de mi compañía la puedan ver y saquen alguna lección de todo ello: de lo que se puede hacer y de lo que no.

No hay comentarios: