31 enero 2010

Guaaaaaaaaaaaaaaaaater, guaaaaaaaaaaaaaaater

Una de las películas que llevamos en el avión este mes es Loca Juerga Tropical, que resulta que es una de mis preferidas de los años 80. En su momento pasó sin pena ni gloria, pero además de ser muy divertida, es una crítica bastante certera a los procesos de descolonización de los antiguos territorios británicos, junto al imperialismo-económico de los EE.UU. en lo que ellos llaman "su patio trasero". Todo eso en apenas una horita y media de cinta, espectacular.


En los años 80 nadie se imaginaba que el agua iba a ser tan buen negocio, y ya no hablo de las sequías que amenazan al mundo, sino a los tontunos que no saben ir por la calle sin su botellica de agua en la mano. El beneficio que sacan las embotelladoras es astronómico y, como dicen en la película, el agua no hay que refinarla. Incluso llegan a la caradura, algunas empresas, de coger agua del grifo y embotellarla, ¡para vendertela diez veces más cara!.


Total, que si yo hubiese sido una de esas mentes privilegiadas, al haber visto esta película titantas veces, se me habría encendido la lucecica en el cerebro y, allá por principio de los 90, me habría puesto a embotellar agua en botellicas pequeñas y monas para vendérselas a los futuros vigoréxicos del mundo. Ay, cuantas oportunidades perdidas.

1 comentario:

Constant Von Balcke dijo...

Y yo estuve así de cerca de llevarlo a una clase de la Facultad de Historia como película para el coloquio... pero al final no me atreví; cuántas oportunidades prohibidas