13 mayo 2006

Más cine, por favor (II)

Llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de ir comentando las películas que, de una manera u otra, han marcado mi vida. Aquellas que me han entretenido, emocionado, echo pensar, divertido o incluso a las que he odiado. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que Antena 3 pone una de ellas esta noche, he decidido empezar por La Princesa Prometida.


Precisamente coincide que hace poco en una cena comentábamos que esta película tiene una de las frases más memorables de la historia del cine. Una de esas que estás deseando decir como "siga a ese coche" o "alégrame el día". La frase en cuestión es "Hola. Soy Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir". ¡Dios que frase! No es que yo desee que alguien mate a mi padre para poder decirla... pero oye, impresiona, ¿qué no? La frase, recitada como un mantra por el espadachín español, resume toda una filosofía de vida basada en la venganza. Acojona y admira su determinación, la verdad.



Y es que esta frase resume de alguna manera el encanto de la película. Quizás sea por que el guionista de la cinta es precisamente el autor de la novela, William Goldman, autor de los guiones de otras dos peliculones, entre otras: Dos Hombres y un Destino y Un Puente Lejano. Quizás sea por su protagonista, la incomparable Robin Wright, probablemente la mujer más hermosa del mundo en ese momento. Quizás sea por la banda sonora compuesta por Mark Knopfler. Quizás sea por que habla de luchas, combates, persecuciones, intrigas, magia, y, sobre todo, de amor verdadero, que como todo el mundo sabe es lo mejor del mundo, exceptuando quizás los caramelos de menta. Quizás sea por que es el tipo de historia que todos hubiésemos deseado que nuestro abuelo (fantástico Peter Falk) nos contase a nosotros, su nieto (muy bien Fred "Aquellos Maravillosos Años" Savage), durante una aburrida tarde, de esas que te pasas cuando tienes el sarampión, las paperas, la varicela o cualquier otra enfermedad de las que hay que pasar.


Sea por lo que sea, La Princesa Prometida es de esas películas que puedes ver una y mil veces, durante esas interminables tardes de Sábado, sin cansarte y sin poder evitar que la sonrisa de felicidad te baile en los labios cuando llega el final de la historia. Eso es cine y lo demás, pamplinas.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Amén!

Anónimo dijo...

...el mantra del espadachín... de pleno imagino a Vigo-Alatriste haciendo picadillo a algún malandrín bajo ese lema.

Francisco Ortiz dijo...

Hay otras pamplinas muy interesantes, amigo, pero con el alma de niño ante la tele, pocas veces se lo pasará uno mejor.