17 mayo 2006

Con el código hemos topado.

Hoy se estrena en el Festival de Cannes la película que todo el mundo... bueno, que mucha gente... vale, que algunos... ok, que los publicistas y los actores (menos Jean Reno, por lo que dicen) esperaban como agua de Mayo. Rodeada de ¿polémica? y a lomos (es un decir) de un tren que la trajo desde Londres hasta Cannes, esta tarde se estrena así a nivel ¿mundial? El Código Da Vinci, que para los despistados diré que está basada en la novela del mismo nombre que escribió ese proletario de los best-sellers llamado Dan Brown.

Hablo de polémica entre interrogantes por que me sigue pareciendo un misterio que alguien se tome lo suficientemente en serio esa novela, y la película por extensión, como para sentirse ofendido o directamente cabreado. El Código Da Vinci es un libro entretenido a secas que, como algún otro best-seller, cabrea un poco por su pretendida trascendencia. Son libros que no deberían tener más pretensión que distraer un rato de las preocupaciones diarias y, una vez leidos, quedar bonitos en la estantería de la casa. El problema viene cuando topamos con la Iglesia, amigo Sancho. Un libro simplón se convierte en un ataque al cristianismo cuando unos cuantos eclesiásticos con afán de protagonismo se dedican a satanizar al libro, al autor y a todo bicho viviente relacionado con Leonardo Da Vinci. Un error. Eso se llama "publicidad gratuita", amiguetes.


La cosa no puede ser más sencilla: es un libro, una novela, es todo mentira, se lo ha inventado (casi) todo el bueno de Dan Brown. Vale, hay un cuadro llamado Mona Lisa (La Joconde, que dicen los franchutes) en el Museo del Louvre en París. Ésa debe ser la única verdad que contienen sus páginas. Cualquiera que haya ojeado Fortaleza Digital, el último libro publicado en España por el Brown, sabe que la capacidad de inventiva de este señor está a la par con la de los ratones colorados, solo que los ratones son mucho más monos. El bueno de Dan se ha inventado una trama más o menos aseada (pero previsible desde la página... dejame verrr... seis o así) a base de mezclar al pobre Leonardo (que no tiene culpa de nada), a los templarios/masones/rosacruces (que siempre quedan bien en una intriga), a la Magdalena y al Opus Dei (que en la realidad da mucho más miedo que en la novela y sin necesidad de albinos asesinos). Todo demasiado simple, vano, previsible, risible y futil como para que alguien gaste su tiempo en enfadarse. Allá él, quién quiera gastarse el dinero viendo esta película, pero yo aconsejaría que si de intrigas eclesiásticas es de lo que se está ansioso, El Nombre de la Rosa, libro y película, sería una elección mucho más satisfactoria para cuerpo y alma.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

curro no prejuzgues habra que esperar a ver que tal esta la dichosa peli, aunque la verdad es que coincido contigo y en el nombre de la rosa es una excelente pelicual , de las mejores que he visto.
Saludos

Francisco Ortiz dijo...

Yo soy un prejuicioso, como tú, y estoy de acuerdo en todo lo que dices: y más aún en lo de El nombre de la rosa.

Curro dijo...

No prejuzgo... ¡soy adivino! Las primeras críticas han salido y confirman mis profecías: la peli es insulsa y para colmo, larga.

Fred dijo...

Uma receita de sucesso: polemizar, escandalisar, expor o absurdo e o imo9ral.
Nosso amigo escritor sabe disso.
Abraços