20 septiembre 2012

Isabel

Con más curiosidad que ganas me pongo a ver el otro día la serie de televisión Isabel, supuestamente una semblanza de la Reina Católica y de las intrigas políticas de la Castilla del siglo XV. Aguanto media hora escasa. De repente me entran ganas locas de apagar la televisión y ponerme a releer la entretenida aunque no muy original novela La Maldición de Chalion, de Lois McMaster Bujold. La novela cuenta lo mismo que la serie de televisión, cambiando algún nombre y metiendo toneladas de fantasía new-age. Huelga decir que la novela me resulta bastante más entretenida que la serie de televisión.

Supongo, estoy seguro, que es un prejuicio personal, pero es que me resulta imposible creerme las series históricas hechas en España. No me creo la de los romanos (¿Numancia?¿Imperium? Buah... vete a saber cómo se llama), ni la de Toledo, ni la de los Borgia... No me creo nada que no sea Cuéntame, vamos. Me creo a los Alcántara y poco más. No me creí en su momento, tampoco, la película de Alatriste, de la que hablé tiempo ha.

Sin embargo, es aparecer en pantalla las siglas HBO y lo compro todo, oiga. No sé si son los decorados, los actores, los guiones, la dirección artística, las ganas que le ponen o vete a saber, pero lo cierto es que los herejes norteamericanos e ingleses son maestros en el difícil arte de plasmar la letra impresa en la pantalla, ya sea grande o pequeña. Lo cierto es que en la historia de España hay grandes, grandísimas historias que nunca se han llevado a la televisión o al cine decentemente. Nada a la altura de la historia verdadera. Luego va Showtime (otros de la cuerda) y de una tontada de reinado como el de Enrique VIII te hace una serie que-te-cagas como Los Tudor. Tontada comparado con el reinado y las vidas de sus suegros Isabel y Fernando, de su cuñada Juana o de su sobrino Carlos, claro está. Pero claro, ellos ponen a Jonathan Rhys Meyers como Enrique y la cosa cambia, claro. Aquí los de RTVE ponen como Isabel a una niña muy mona llamada Michelle Jenner, que a lo mejor para hacer Al salir de clase o Física o Química vale, pero para representar a una de las mujeres más influyentes de la historia de España, pues como que se queda un poco corta. Luego otros tantos de series que vemos todos los días, que lo mismo te hacen de carnicero en la España de Franco, de corneta en el campamento romano o de profesor enrollado pero con un oscuro pasado (Rodolfo Sáncho, Ginés García, Pablo Derqui.... por dios, ¡si hasta sale el Peris Mencheta!). Unos exteriores que no parecen Castilla sino la Selva Negra, decorados sacados del parador nacional más próximo... y ¡presto! Ya hemos desgraciado uno de los episodios más apasionantes de nuestra historia.


Amigos de la televisión española: no lo intentéis más, por favor. No sabéis hacerlo. Dedicaros a las series costumbristas actuales o, como mucho, de la Guerra Civil para acá. Esta serie llevaba un año sin ser estrenada simplemente por que es MALA. Es MUY mala. No hay conjuras ni complots judeo-masónicos, es que es un tostón y punto. La próxima vez que sintáis la tentación de recrear pasajes gloriosos o grotescos de nuestra historia (qué película haría Spielberg con las andanzas de Cortés, el desastre de Annual o el viaje de Elcano) descolgad el teléfono y llamad a los yanquis, que serán muy malos y unos herejes, pero que dominan el asunto como nadie. El espíritu de Isabel de Trastámara, reina de Castilla, os lo agradecerá seguro.

2 comentarios:

Constant Von Balcke dijo...

Como dije, yo sólo vi el avance de un episodio y ya vi lo mala que era...
HBO haciendo las series de Chalion y Geralt de Rivia, ¡ya!

Antonio dijo...

Saludos:
La verdad es que coincido con lo expuesto en su comentario. Lo de este país en materia, no ya de ficción en general o histórica en particular, de series es patético. Numerosos han sido los intentos de crear productos televisivos que tuvieran un mínimo de calidad. Lo único que queda claro es que la ficción que se hace en Estados Unidos sobre todo en lo tocante al siglo XX es la mejor que ha existido en televisión, tanto cine como series. El único consuelo lo encuentro en la producción española de los 90 para atrás. De hecho estoy revisando la producción radiofónica de RNE en aquellos años. Programas como Historias para Imaginar, Miedo, la calidad de aquellos relatos, los actores, vamos a años luz de la decadente producción actual.