No es frecuente que yo hable bien de Almería, pero que leches, una vez al año no hace daño. Ayer estuvimos pasando el día por las inmediaciones de Rodalquilar y la verdad es que salí bastante encantado de la visita a este antiguo pueblo minero. Las minas de oro de Almería han sido explotadas desde antes de que los romanos fundasen Portus Magnus y éste fue el último enclave que queda de esa fiebre del oro.
Ahora el pueblo se ha reconvertido y explota sus parajes a la vez que la nostalgia de las minas. Se pueden visitar los restos de las mismas y alojarse en cualquiera de las casas rurales que hay en la localidad. A tiro de piedra tienes los espectaculares enclaves de La Isleta del Moro y la playa de Los Escullos, aún playas casi sin explotar, absolutamente maravillosas, excepto cuando el vendaval de levante arrecia, tal y como pasaba ayer.
Por lo tanto, animo a cualquier cristiano de buena fe (y a cualquier pagano o hereje respetuoso) que visite este enclave del Parque Natural de Cabo de Gata-Nijar antes de que la codicia humana acabe con él. Y es que la fiebre del ladrillo es bastante peor que la del oro (y mucho menos romántica, añado).
Ahora el pueblo se ha reconvertido y explota sus parajes a la vez que la nostalgia de las minas. Se pueden visitar los restos de las mismas y alojarse en cualquiera de las casas rurales que hay en la localidad. A tiro de piedra tienes los espectaculares enclaves de La Isleta del Moro y la playa de Los Escullos, aún playas casi sin explotar, absolutamente maravillosas, excepto cuando el vendaval de levante arrecia, tal y como pasaba ayer.
Por lo tanto, animo a cualquier cristiano de buena fe (y a cualquier pagano o hereje respetuoso) que visite este enclave del Parque Natural de Cabo de Gata-Nijar antes de que la codicia humana acabe con él. Y es que la fiebre del ladrillo es bastante peor que la del oro (y mucho menos romántica, añado).
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