No sé si será la edad, los Little Einsteins que mi hijo ve a todas horas o el panorama musical español que últimamente escucho Radio Clásica a todas horas: para despertarme, mientras me ducho, marujeando en casa... No aguanto las radiofórmulas, ni siquiera aquellas que prometen música sin interrupciones. Así que mi evolución natural ha sido engancharme a esta emisora de Radio Nacional de España que, verdaderamente, ofrece música a todas horas.
No es que sea capaz de reconocer más allá de una docena de obras, pero me gusta tener esa música de fondo mientras plancho, tiendo o cocino, por no mencionar que mis despertares son francamente más apacibles si suena un violín, violonchelo o viola de fondo, en vez de los griteríos de la gritona (perdón por la reiteración) de turno. O peor, los programitas "divertidos y frescos" que se dedican a hacer bromitas sin p*ta gracia. Me quedo con la tuba, el trombón y el cuerno francés (con perdón). Ahí van dos de las obras que me han acompañado en esta mañana de marujeo.
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