31 agosto 2013

Verano de pelotas

Reconozco que paso el verano enganchado a la pelota, aunque no a la de futbol, sino a la de baloncesto. Es llegar estos veranos de Eurobasket y disfrutar como un enano, con las chicas y los chicos, con los cadetes, alevines, juniors y seniors. Disfruto mirando estadísticas, leyendo foros y viendo repetidas una y otra vez canastas ganadoras que, afortunadamente, suelen ser de nuestros equipos.


Es verdad que llevo viendo baloncesto desde que tengo uso de razón, casi. Recuerdo muy bien el gorrazo de Fernando Martín a Tachenko en el Eurobasket de Praga de 1981. Por desgracia, recuerdo el "angolazo" de Barcelona 92. La travesía del desierto de los 90 hasta llegar a la generación de los Juniors de Oro que nos hicieron campeones mundiales y europeos, además de conseguir dos medallas de plata olímpicas, medallas que supieron casi a oro.


Ahora han sido 4 las medallas de oro que las selecciones femeninas han sumado en otros tantos campeonatos europeos, amén de un meritorio cuarto puesto en el Mundial sub-19. Los chicos "apenas" han sumado una medalla de oro y dos medallas de bronce, a las que habrá que añadir la casi segura medalla de oro en el Eurobasket de Eslovenia. Es mucho metal, la verdad.


Hay quién desconfía de tanta medalla. Gente que, realmente, entiende de baloncesto mucho más que yo, opina que este resultadismo, el llamado "método FEB" es contraproducente a largo plazo. El problema de obtener resultados tan inmediatos, comentan, es que los jugadores se centran en sus puntos fuertes y no evolucionan en sus puntos débiles. Selecciones hechas para lograr medalla en éste o aquel campeonato, pero que no buscan la evolución de los seleccionados ni la futura inclusión de los mismos en el equipo senior.


Lo cierto es que no siempre la medalla es indicativa de éxito futuro. El ejemplo más próximo es el de una selección sub-20 masculina en la que jugaban Marc Gasol, Saúl Blanco, Txemin Urtasun o Victor Sada, por ejemplo, fue ¡decimo primera! en el europeo de 2004. Claro que ese mismo año la sub-18 fue campeona, en un equipo en el que Sergio Rodríguez maravillaba a toda Europa. La sub-20, dos años antes, había sido plata con un Albert Miralles como figura... Nunca se sabe a ciencia cierta quién puede llegar y quién no.


Yo por mi parte, aún siendo consciente de que el "método FEB" existe tanto para lograr medallas como para que el presidente de la FEB, Jose Luís Sáez, se las cuelgue a poco que pueda (nunca he visto un presidente de federación al que le gusten tanto las cámaras), me veo obligado a relajarme y a disfrutar. Para alguien como yo que ama el baloncesto, es imposible no disfrutar este momento. Veo el equipo femenino que podría disputar el hipotético mundial de 2018 en España y empiezo a salivar. Leticia Romero, Ángela Salvadores, Astou Ndour, Alba Torrens y Laura Gil puede ser un equipo para soñar con medalla. Leo los nombres de los chicos que han hecho historia este verano (los hermanos Hernangómez, Dani Díaz, Xabier López-Arostegui, etc) e imagino el futuro que tienen delante. Podrá ser la NBA  (WNBA para las chicas), la ACB, la Euroliga, la EBA o quedarse en la estacada y abandonar el deporte profesional. Nadie tiene una bola de cristal, pero lo cierto es que este verano ha sido suyo. Para tod@s ell@s, enhorabuena. BA-LON-CES-TO.

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