Hablaba yo hace un año de este Día de la Salud, que puntualmente ha vuelto a nuestras conversaciones en cuanto ha salido la última bola del Sorteo de Navidad. En mi caso, este año ha habido recochineo. En efecto, el Gordo ha sido vendido en una de las administraciones de lotería de mi barrio en Madrid, la que está en la calle Cartagena 124, que resulta ser la administración donde siempre compro la lotería, año tras año. Pero ni por esas. No me ha tocado ni el reintegro. Es como si un genio maligno se estuviese cachondeando de mí, diciéndome: "hala, que te lo pongo a huevo. A ver si ahora aciertas". Menos mal que siempre nos queda La Del Niño, el mensaje del Rey y la cena de Nochebuena. ¡Feliz Navidad!
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